sábado, 10 de noviembre de 2012

La conciencia moral


Conciencia moral y conciencia psicológica

La palabra conciencia (del latín conscire, conscientia, equivalente al griego sin-eidos) significa un cierto saber juntamente con, o un conocer a la vez. Hay que constatar la ambigüedad esencial que afecta a este término, ya que la riqueza semántica que posee en el lenguaje ordinario cubre sólo en parte su significación técnica.



Dos sentidos principales se han dado a la palabra:
            1) Capacidad que tiene el hombre no sólo de conocer objetos, ya sean externos (cosas) o internos a él (estados interiores), sino de advertir que conoce.
2) Facultad de conocer el valor moral de los estados interiores y de los actos que el hombre pone como propios.
La palabra conciencia, en general, designa el primer sentido. Para significar el segundo se emplea la expresión conciencia moral. 




Denominamos conciencia a algo sagrado existente en todo hombre y que debe respetarse incondicionalmente; algo que es defendido también por la constitución, aunque condenemos a fuertes penas a los que actúan en conciencia. Unos tienen la conciencia por la voz de Dios en el hombre, otros como producto de la educación, como interiorización de las normas dominantes, originariamente exteriores. ¿Qué ocurre con la conciencia?
Hablar de conciencia es hablar de la dignidad del hombre, hablar de que no es un caso particular de algo general, ni el ejemplar de un género, sino que cada individuo como tal es ya una totalidad, es ya “lo universal”.
La conciencia es una exigencia de nosotros a nosotros mismos. Al causar un daño, al herir u ofender a otro, me daño inmediatamente a mí mismo. Tengo, como se dice, una mala conciencia.
La conciencia es la presencia de un criterio absoluto en un ser finito; el anclaje de ese criterio en su estructura emocional. Por estar presente en el hombre, gracias a ella y no por otra cosa, lo absoluto, lo general, lo objetivo, hablamos de dignidad humana.
No hay conciencia sin disposición a formarla e informarla. Un médico que no está al tanto de los avances de la medicina, actuará sin conciencia. Y lo mismo quien cierra ojos y oídos a las observaciones de otros que le hacen fijarse en aspectos de su proceder, que quizá él no ha notado. Sin tal disposición, sólo en casos límite se podrá hablar de conciencia. Pero también el segundo movimiento pertenece a la conciencia; por él, vuelve de nuevo el individuo a sí mismo.



¿Lleva siempre razón la conciencia? Es lo que preguntábamos al comienzo. ¿Hay que seguir siempre la conciencia? La conciencia no siempre tiene razón. Lo mismo que nuestros cinco sentidos no siempre nos guían correctamente, o lo mismo que nuestra razón no nos preserva de todos los errores. La conciencia es en el hombre el órgano del bien y del mal; pero no es un oráculo. Nos marca la dirección, nos permite superar las perspectivas de nuestro egoísmo y mirar lo universal, lo que es recto en sí mismo. Pero para poder verlo necesita de la reflexión de un conocimiento real, un conocimiento, si se puede decir, que sea también moral. Lo cual significa: necesita una idea recta de la jerarquía de valores que no esté deformada por la ideología.


Evolución histórica de la noción de conciencia




La conciencia como norma subjetiva de la moralidad



http://vimeo.com/28994600#at=0


Modalidades de la conciencia moral


Un caso de conciencia: 10 razones para dejar a tu novio



Otro caso de conciencia: fumar o no fumar


Fumar pudre tu cerebro

http://cnnespanol.cnn.com/2012/11/29/olvidate-del-mal-aliento-fumar-pudre-tu-cerebro/





Actividades:

1. Complete el cuadro sobre la evolución histórica de la noción de conciencia.



2. Para debate: ¿Un verdadero héroe debe recibir premios?




http://mexico.cnn.com/mundo/2012/11/28/cnnheroes-una-serie-que-premia-a-las-personas-que-cambian-al-mundo

Para nuestra reflexión

La causa que más mueve al corazón con el amor de Dios es considerar el amor que nos tiene este Señor...  Más mueve al corazón el amor que los beneficios; porque el que hace a otro beneficio, dale algo de lo que tiene: más el que ama da a sí mismo con lo que tiene, sin que le quede nada por dar. (S. Juan de Avila)